Antes del amanecer

La semana pasada recibí un comentario por primera vez de una compañera blogger chilena Emiliapaz. No la reconocí, así que chequé su perfil y su blog, el cual encontré bastante ameno. Dejé un comentario y luego me puse a hacer otras cosas, me respondió después y al checar de nuevo su perfil me topé con algo sorprendente: Películas favoritas... Antes del amanecer.
Me quedé helado, pues es para mí una de las películas románticas más importantes (sino es que la más, bueno, entre esa y Los amantes del Círculo Polar, es que Medem es un genio) de toda mi vida y vaya que veo demasiadas.
La ciudad, la ambientación, la ocasión, el momento, la tonta decisión “madura” de no verse y la desesperación por volver a hacerlo. La plática, desinhibida y despreocupada, de tópicos tontos y otros tan importantes… Yo tenía 13 años cuando vi esa película, nunca me sentí tan enamorado de la vida, de las posibilidades, era como respirar en un gran caracol de mar, pleno de olores nuevos.
Hace un año y medio, supe que harían una secuela; los mismos protagonistas, el mismo director. Me deprimí. ¿Cómo faltarle al respeto a algo que había significado tanto para mí? Luego vi el corto: What if you had a second chance with the one that got away? En ese momento empecé a convencerme de que podría no ser tan mala idea. Y lo mejor fue que no me insultaron, subieron en un pedestal a algo que para mí ya era inalcanzable.
Pueden estar de acuerdo conmigo o no, muchos de mis amigos odiaron la primera película, cuando les sugerí ver la segunda me querían matar. Pero otra buena parte adoran la película y odian la secuela, hay otro sector que lo hace al revés y luego en que estoy yo. Si no las han visto, véanlas. Yo espero sus comentarios. Nótese que este post es un homenaje a toda la gente que trabajó en ese proyecto, incluso para los vieneses que salían de vaca en la obra de teatro. Nos vemos.
Dr. Daniel Ríos